El teporocho despertó, salió de su rancia guarida con la determinación de recobrar el habla, caminó tambaleante, espasmos y movimientos cefálicos circulares, una pareja perfumada le dio la bienvenida apretando el paso para evitar su encuentro, él respondió con un saludo invisible girando a trompicones su cabeza hacia su hombro derecho. Sonríe.
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