domingo, 4 de diciembre de 2011

Actor


Veinte minutos antes de las 8:00, cigarro y café, ritual repetido sin variación las últimas 207 semanas de su vida.

Contaba el tiempo en semanas, los años le abrumaban, esos mocosos tendrían su misma edad y estaban al filo de emprender alguna carrera, una mierda los años, las semanas son más palpables, soportables, los años no hacían más que burlase de él. Se lo explicaba por el hecho fatídico de haber nacido 31 de diciembre de 1989. No creía en el psicoanálisis. Su terapia era observar, su terapia y el detonador de una ira abrasiva.

Si no hubiera sido así, si no… ¿Cuántos años tienes?, 18, ¡claro!, sí en verdad, quiero ser actor y no tengo dinero, ¿puedo?, pero no tendrás sueldo, no importa con tal de…, habla con Clara en la oficina del fondo, ella te dirá qué hacer… tiempo después en su semana 208 de trabajo y 1144 semanas de nacimiento, se decidió, pues le quedó muy claro desde un principio, que nunca iban a dejarlo entrar a ningún curso, a ninguna clase, nadie le hablaría jamás a menos de que hubiera algo que cargar o arreglar.

Interrumpió su cigarro, tiró el café, cruzó a checar entrada 7:45 am, dispuso las puertas según el plan, el resto transcurrió como cualquier día, siempre por las esquinas, invisible empleado que los precoces megalómanos aprendices de actores no verían venir.

Semana 209, además de café y cigarro, el periódico anunciaba en primera plana de las noticias domésticas la misteriosa desaparición de una joven promesa en el cine. Tiró el diario huérfano de la historia principal de la sección local, sonrió complacido por su graduación con mención honorífica y salió en busca de otro trabajo, una tienda 24/7, y quién sabe, tal vez algún día sería famoso.

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