A los desplazados por el progreso
Es muy sencillo demostrar (si es correcto usar esa palabra) que las cosas; tu casa, la pelota del cajón, los sillones y mesas, elige cualquier cosa, todas esas mal llamadas cosas tienen espíritu, y transgrediendo unas cuantas leyes aprendidas a temprana edad, también tienen vida, esto lo supimos bien de pequeños, ahora el experimento es simple, toma un cerillo y enciende las cortinas, si algún ayudante puede derramar algo de gasolina por ahí, mucho mejor.
Ahora espera fuera a que tu casa arda en llamas, si entra el deseo es perfectamente posible tomar unas fotos de recuerdo, pues todos tus albums y retratos están dentro, no hay por qué apurarse, la lluvia calmará las llamas justo al atardecer para evitar sobresaltos de los vecinos temerosos al infierno, y por supuesto no hay motivo para molestar a los bomberos, cuando todo sea lodo de cenizas, guárdalas en una cajita pues tenlo por seguro que la extrañarás y cuando llueva no trates de esconder la cara, todos hemos de llorar alguna muerte, toma la cajita, límpiala muy bien y lúcela en la sala de tu casa réplica pues ahí dentro está lo que lo que ésta nunca podrá llegar a ser.
Si nada de esto te hace algún sentido, entonces quiero decir que lo que está dentro de esa cajita es más abundante en vida que lo que está detrás de tu pecho.
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